domingo, 4 de marzo de 2012

Ardiente y Eterno

¿No sentiste nunca que el silencio te embriagaba y que los gritos se ostentaban algo bello y prometedor? ¿Nunca viste en las palabras algo más que lo que dicen y menos que lo que quieres ver? ¿No sentiste jamás que el mundo se tornaba duro y que las estelas de luz del cielo se transformaban en mayor oscuridad que la que veías tú en las noches de desvelo? ¿Es que no has conocido el silencio, tan amargo como hiel, de quien se encuentra entre las olas queriendo ahogarse y respirar a la vez? Tú nunca has sentido la desesperación, mi hermano, de que el aire sea frío y el dolor infrahumano, cuando el mundo se transforma rápidamente en el infierno y el frío se torna denso, más denso que el invierno, más denso que el Polo Sur, se torna eterno y descarriado y a la vez ardiente, ardiente y eterno. Hazme caso que nunca querrás sentir este dolor…

No hay comentarios:

Publicar un comentario