domingo, 4 de marzo de 2012

Nada será igual


Mis ojos mueven descontrolados el contorno de la realidad. A veces creo que he traspasado la franja que me dividía de la fantasía y he llegado a los límites que el mundo mortal ha permitido establecer en mí. No es una cualidad, ni mucho menos un orgullo, simplemente es la presión y la confusión de encontrarse atrapada en un pequeñísimo mundo: mi propia mente. He perdido la posibilidad que alguna vez tuve, de expandirla a fronteras extranjeras, ahora sólo puedo almacenar en ella mil ideas y simplemente exponerlas. Perdí la interrelación que alguna vez tuve con el mundo exterior, perdí la cordura y la capacidad de establecer lazos con los demás. Perdí el interés y la concentración, o más bien me excedí en ella y me transforme en algo extraño y aterrador que analiza demasiado y siempre pide perdón. Soy un pequeño monstruo para los ojos ajenos a mi propio ser, y como los míos son sólo dos, me siento observada con mucho desdén. Y ahora me encuentro, tendida en el suelo, intentando en las nubes encontrar una respuesta, para estos interrogantes que simplemente me asfixian la inconciencia.
Las únicas palabras que rebotan en mi mente son las propias y las que tanto me hieren. Nunca son las dulces, pues mi mente olvidó como amplificarlas, sólo son un suave murmullo que intenta apaciguar tanto dolor escondido en estas entrañas… Un día lo verán todos, todos y cada uno, conocerán este dolor. Y ese día, tienen que saber, nada será igual que hoy…

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