jueves, 29 de diciembre de 2011

¿"El secreto de la vida", o "secretos de vida"?

El secreto de la vida, ¿Un secreto? ¿Por qué habría de tenerlo? Tal vez todo es más sincero de lo que creemos, el secreto no lo tiene la vida sino uno mismo, cuando ocultando las verdades, fingimos vivir una realidad que no es, pero tarde o temprano nos enfrentamos a la realidad, y no es tan terrible como temíamos. Es tan real, que perdemos el temor, sacamos el velo que cubría nuestro mundo y la piel entra en un contacto tan seco con lo real, que se llena de profundidad y lo seco pierde consistencia. Se transforma en algo propio y perdemos esa distancia que teníamos con la vida. Nos encontramos tan conectados con la realidad que comprendemos el misterio que tanto buscamos.  Está tan dentro de nosotros que no queda forma de descubrirlo, más que cerrando los ojos y confiando en uno, preparado para abrirlos y recibir la vida con los sentidos al máximo funcionamiento, preparado para afrontar todo con algo más que optimismo, con emoción. Uno, dos, tres…¡Ahora!

Quisiera...

A veces quiero caer, caer bajo. Desaparecer de este mundo. Sentirme aislada y al mismo tiempo sentirlo todo. Quisiera perder el apuro del reloj y el dolor de las caídas. Quisiera que perder el tiempo, fuera encontrar momentos y elegir caminos. Quisiera que las oportunidades no se pierdan sino que se aprovechen. Que el camino no pierda el rumbo, sino que el rumbo pierda el camino, y que los pasos no sean inciertos sino que sean nuevos. No quiero más indicaciones ni más sueños que perder. Sólo quiero encontrar una ilusión y por ella morir y nacer. No quiero más lágrimas desperdiciadas, sino momentos que me hicieron doler y que si bien fueron tristes, me enseñaron como perder. Son las palabras y son los silencios, los que me han enseñado hablar, por eso quiero entre lágrimas y sonrisas aprender a avanzar.

Una reflexión sobre la globalización.

Luego de leer una publicación me dieron ganas de desarrollar un tema, no sé porque lo hago acá, la verdad es un poco ridículo, casi paradójico escribir contra la globalización en la red social más grande del mundo (esto antes fue publicado en facebook) ¿No les parece? En fin, veo a este mundo, más bien a esta sociedad, en un abismo, apunto de caer y creo que nadie hace nada al respecto. ¿De verdad? No, vamos a ser sinceros, nadie con el poder suficiente para producir un cambio considerable hace nada al respecto. ¿Los gobernantes? ¿Las empresas? ¿Las grandes multinacionales? ¿Dónde está la verdadera esencia de la humanidad si vemos gente morir y nos quedamos de brazos cruzados? Pero bueno, no, no quiero desvirtuar la situación, ¿De verdad la desvirtúo? Tal vez sea porque todo está íntimamente relacionado, o tal vez porque estas injusticias me carcomen el cerebro, destruyendo el hilo de mi cordura, pero está bien, todo sea por contar mi idea.
Voy a empezar por el principio, pero voy a ser clara. Hoy todos los días notamos cambios en nuestra sociedad, sobre todo los adolescentes creo yo, ya que estos cambios se dieron muy rápido y vemos como nuestros hermanos pequeños (no es mi caso) viven la vida…de otra manera. ¿Alguna vez se pusieron a pensar en esta extraña costumbre de que los niños en vez de jugar como era antes, con muñecos, jugando a la escondida, los vemos…en la compu? ¿No les llamó la atención? Bueno a mí sí. La verdad, creo que estamos perdiendo una diferencia de etapas, estamos haciendo que nuestros niños se salteen la etapa de la diversión, de la despreocupación y la imaginación. Encerramos sus mentes en juegos de Internet donde hay una guía que seguir, donde hay una y sólo una forma de ganar, ¿Qué clase de imaginación es esa? Creo yo que la imaginación tiene que ser desarrollada en esa edad especialmente (3-10 años), y es muy importante que dejemos que la mente de estos chicos vuele. Por favor, ¿Conocen el pensamiento lateral[1]? Bueno la verdad es que creo que nuestros niños lo están perdiendo, es más estoy bastante convencida. El otro día vi un video que trataba el tema, abajo paso el link[2], siento que estamos encerrando nuestras mentalidades en formas únicas de resolución, de vida, ¡Esto es parte de la globalización! Perdemos la realidad de la humanidad, de las diferentes culturas, comenzamos a utilizar más y más tecnología global que nos incluye a todos pero que excluye todo, o casi todo. Nos encontramos involucrados en una cadena de destrucción total, nuestro mundo se basa en una forma de pensamiento, una única cultura, un único objetivo de vida, ¿Qué clase de mundo es este? Y lo peor, es que los pensamientos clave que se han utilizado, están basados en un sistema que -sí, puede que nadie me crea, puede que me llamen loca, puede que digan que soy una soñadora, ¡Pero no soy la única![3]- en un sistema que está destinado a autodestruirse, pues como dice Marx: “(…)la burguesía no ha forjado solamente las armas que deben darle muerte; ha producido también los hombres que empuñarán esas armas: los obreros modernos, los proletarios.(…)”[4] no voy a explayarme en este tema, no era la idea ¿O tal vez sí? No lo sé. Sólo sé que estamos basando la educación y el desarrollo de las mentes de nuestros niños en formas únicas. ¡Mírenme a mí! Sentada frente a una computadora, contándoles una historia que probablemente nadie la lea, o la leerán y luego se olvidarán. Pero está bien, no es su culpa, es culpa de una sociedad que se está deteriorando, pero les pido por favor, que si saben que el mundo está perdiendo el rumbo, entre todos le podemos dar un nuevo destino, no nos dejemos llevar por estas masas globalizadas que destruyen nuestra cultura, estereotipizando nuestras vidas, embistiendo nuestras costumbres, derrocando nuestras nuevas ideas y siempre, pero siempre, acelerando nuestras vidas. Perdemos etapas, perdemos momentos, nuestra vida se basa en conseguir dinero, “llegar a ser alguien en la vida” le dicen, yo creo que sólo estamos siendo uno más en la cadena de esta destrucción. Si querés ser alguien en la vida, no te hace falta una empresa multinacional, sólo te hace falta una ilusión por un mundo justo para todos, ganas de pelear por él y una voluntad inquebrantable de romper con la globalización. ¡Un mundo donde quepan todos los mundos![5]


[1] Pensamiento lateral (del inglés lateral thinking) es un método de pensamiento que puede ser empleado como una técnica para la resolución de problemas de manera creativa. El término fue acuñado por Edward de Bono, en su libro New Think: The Use of Lateral Thinking y publicado en 1967, que se refiere a la técnica que permite la resolución de problemas de una manera indirecta y con un enfoque creativo. El pensamiento lateral es una forma específica de organizar los procesos de pensamiento, que busca una solución mediante estrategias o algoritmos no ortodoxos, que normalmente serían ignorados por el pensamiento lógico.
Wikipedia Enciclopedia libre. http://es.wikipedia.org/wiki/Pensamiento_lateral

[2] http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=AZ3JmuaUrxs

[3] Imagine – John Lennon

[4] Manifiesto Comunista – Kart Marx – Frederich Engels editorial: Ediciones Clásicas.

[5] Claudio “Pocho” Lepratti (creo).

Apuntar a la tolerancia.

No vengo a dar una clase de música, ni una clase de ética. Tampoco vengo a atacar directamente a nadie, ni a pedir que estén de acuerdo. Solamente vengo a dar una opinión, un punto de vista, se puede compartir, se puede discernir, pero con tal de que presten un poco de atención, sean respetuosos y lo lean, estoy contenta.
Sinceramente la música popular me está preocupando, pero no por lo que signifique escuchar una cumbia en un colectivo o ver la simplicidad rítmica tanto del reggaeton como de la cumbia, sino por la falta de tolerancia colectiva que se escucha constantemente. Nos acostumbramos a cerrarnos en un género, nos sentimos identificados y dejamos que todo lo demás pase a nuestro lado como si fuera sucio, asqueroso. Nos encarcelamos solos, perdemos la noción de las diferencias y el respeto que estas mismas deberían traer.
Además de esto, diferenciamos a las personas por los géneros que escuchan, ¿Qué? Yo también lo hago, no voy a mentir. Ciertamente la música que escuchas dice mucho sobre ti, sobre tu personalidad y tus ideales. Pero no te hace ni mejor ni peor, ni más inteligente ni más compresivo. Sólo es una simple forma de mostrar gustos, de mostrar costumbres y un contexto cultural ineludible. Por dar un ejemplo, los “rockeros” solemos despreciar la cumbia o más bien a aquel que escucha cumbia y consideramos esa música algo inferior a nuestro género ¿De verdad lo es? ¿Desde cuando la complejidad es directamente proporcional a la calidad?  La estructura musical de una canción puede clasificarla en diferentes géneros y hasta si se quiere en diferentes grados de complejidad, pero NUNCA podrá calificarla.
Una expresión muy común es “Eso no es música” hablando de la cumbia y el reggaeton ¿Ah no? Creo que la definición de música es un poco subjetiva y hasta un tanto imposible de conseguir, pero prefiero apelar a la que un día me dijeron y ciertamente me convenció: música es todo sonido que se produce con una intención musical. Entonces, ¿No es música? Si quieren hacer una verdadera crítica, critiquen las letras, las intenciones de los músicos al hacerlos. La verdadera crítica constructiva está en encontrarle lo real al objeto a criticar, encontrar una forma de clasificarlo y luego tomar los puntos que se pueden mejorar sin cambiar la esencia del objeto.
Pero bueno, tampoco vengo a dar una clase sobre de que forma criticar los diferentes géneros, sino más bien, es un llamado a la tolerancia. Pasan los años y me voy dando cuenta que cada género, cuando está bien hecho, tiene algo hermoso y único.  Por eso me parece importante integrarlos a todos en cada oído, conocer cosas nuevas, no andar en la búsqueda del error, sino de lo grandioso de cada compositor.
Tampoco vengo a atacar al “rockero”, ya que esta crítica viene del mismo lugar para aquel “cumbiero” o “reggeatonero”. Pongo estas palabras entre comillas por intentar referirme a los estereotipos y no a las personas, no creo que exista una persona que escuche únicamente un género, o al menos eso espero. Además trato de “rockero” a la gran mayoría de los géneros que se diferencian de los anteriores. No hablo del Metal, ya que es mucho más compleja la crítica que escucho desde los metaleros hacia esos géneros o por lo menos más fuerte. Además siento que su género también es muy atacado y simplemente por una cuestión de incomprensión.
Creo que estamos en un mundo cada día más diverso y a la vez más igual. Todos los días surgen nuevas formas de hacer, escuchar, tocar, crear, interpretar, jugar y entender la música. Acompañemos este crecimiento musical abriendo las puertas a todos los géneros, a todas las canciones a todas las formas y todas las letras, a todos los músicos y las músicas. No dejemos que la globalización nos cierre, ni que las modas impongan discriminación. Demos un lugar a todo aquel quiere hacer, escuchar o simplemente conocer música.

Una compañía para luchar

No tengo demasiado que decir, tampoco demasiado que hacer. Debe ser por eso que pierdo mi tiempo buscando las palabras correctas para expresar este sentimiento extraño. No es exactamente dolor, ni tampoco opresión. Siento ganas de gritar, pero me faltan las palabras. Siento ganas de llorar, y me hacen falta razones. Y ¿Siento ganas de reír? Claro que sí, pero me hacen falta momentos. Escuchó mi corazón latir y pienso que cada palpitación es un segundo desperdiciado, ¿Por qué no estoy arando una tierra de esperanza? ¿Por qué no estoy plantando una semilla de ilusión? ¿Qué hago acá en vez de levantar una bandera de libertad? ¿Es que me hacen falta los medios? ¿Me hace falta el lugar? Creo que lo único que me hace falta, es el verdadero sentimiento de amor, compartido por tantos en una lucha por la dignidad. Necesito tu compañía y la de muchos otros, sonriendo, riendo, llorando, gritando. No necesito las palabras, sólo la unión. Busco en ti algo especial, no busco una esperanza, ni busco una ilusión, sólo busco que tengas las mismas ganas que yo de luchar por una revolución.
Quiero que estés conmigo, cuando veamos a esos monstruos caer, quiero que tomes mi mano, cuando tengamos que correr. ¿Y cuándo ya no corramos más? Ahí mismo te quiero a mi lado, que gritemos todos juntos, cuando por fin hayamos ganado. Que disfrutemos de la paz, que la guerra a conseguido, sólo hay una guerra “buena” y es la que se lucha cuando el pueblo está unido.
Y por eso te pido, ni siquiera es un favor, te invito a que me acompañes o que ya mismo me digas adiós. No es una amenaza, nunca pretendería serlo, sólo te estoy contando mi elección por un futuro que merezca verlo. Y en el silencio de tu miedo, tal vez te despidas de mí, pero quiero que sepas compañero, que siempre serás bienvenido aquí.
Abiertas están las puertas, para todo aquel que quiera gritar, que quiera luchar y quiera llorar, que quiera reír y quiera formar, en compañía de todo este pueblo, un mundo de libertad.

Ciudad en ruinas

Los rayos del sol iluminaban las ruinas de mi ciudad. La tempestad se lo habría llevado todo, todo excepto a ti. Sentía el frío viento del sur que limpiaba el cielo que aún se sentía gris, azotando mi rostro, congelando el dolor, emergiendo los dolores de lo más profundo del corazón.
Caminé por el dulce sendero de la nostalgia y me adentré en las calles del dolor. Recuerdos volcados, sueños derrumbados y el triste monumento que se mantenía en pie. Tus ojos siguiéndome en cada esquina, tus palabras retumbando en el eco de la soledad y tu risa invadiendo cada segundo, transformándose en grito.
Y los latidos de mi corazón, repitiendo tu nombre.

Creo en el cambio

Sé que no llegaré al triunfo, el triunfo es algo grande y requiere triunfadores. También requiere perdedores y, hoy, no hay nadie que quiera perder. Pero con la palabra, quiero ser parte del futuro. Quiero sentirme parte de este triunfo, que algún día vamos a alcanzar.
Creo en la vida y creo en la lucha. Creo que la palabra justa puede irrumpir en los corazones más duros, la melodía correcta puede hacer cantar hasta al más sumiso de los cobardes.
También creo en la unión y creo en el amor, creo en la comprensión, en la unificación y creo en la organización. En la invaluable cualidad humana de progresar involuntariamente. En la obligación emocional de oír a un niño llorar y secarle las lágrimas. Creo en la gente y creo que los que hoy olvidan al otro, mañana pueden dar la vida por él. Creo en la cercanía de las personas de lugares lejanos si ambas luchan por el mismo fin.
Creo en la palabra y lo que ella significa para mí. También creo que podemos cambiar el mundo si nos lo proponemos así. Además sé que el cambio, indiscutiblemente, empieza por mí.
Creo en la voz cansada y dolida, pero siempre fuerte y clara, que grita libertad. Creo en el calor de la piel y el calor de un abrazo. Creo en la luz del sol que nos ilumina a todos por igual. Creo en lo infinito y eterno, como las ideas y las palabras. Creo en la opinión y en los que opinan. Creo que nadie puede formar a todos y que todos deben formar un alguien. Creo en lo diferente unido por la tolerancia, entre lazos de igualdad regidos por esas diferencias.
Creo en muchas cosas y hasta creo en mí. Pero te tengo que confesar, seas quien seas, te llames como te llames, quieras a quien quieras, hables como hables, seas como seas: que creo en vos. Creo que si te lo propones podemos hacer un mejor mundo, juntos, como comunidad. Creo que si lo intentas, lo vamos a lograr.
Podremos ser compañeros o podremos ser enemigos, pero ingenuamente y hasta que se demuestre lo contrario, creo en tu voz.

La exquisitez de vivir


Pasa el tiempo, pasan los momentos, pasan las personas y pasan las historias. Pasa la vida, y uno va existiendo. Se acuerdan los momentos, como también los encuentros. Suceden las cosas, y otras cosas, se pierden. Pensamos mucho y contamos poco, y tal vez, contamos mucho y pensamos poco eso que contamos. Escondemos ideas y otras, tal vez las deberíamos esconder. Gritamos tonterías, y no gritamos lo que de verdad queremos hacer.
Alentamos personas, pero al más mínimo golpe, nos quedamos sin aliento. Tal vez sea la actitud humana de encontrar respuestas en la vida ajena, pero nos perdemos en los momentos propios, cuando aconsejamos muy tranquilos a los otros. Cerramos ventanas y abrimos muchas puertas, no dejamos entrar la luz y nos quedamos expuestos al resto. Nos mostramos, nos enseñamos, y de pronto, cuando nos damos cuenta, sentimos temor. Cerramos todas las puertas y nos perdemos en la inmensidad de un hogar sin luz, en la inmensidad del silencio, un silencio llenado por voces externas que quieren entrar y que jamás terminamos de escuchar.
Se encierran personas y se abren algunas otras. Se esconden llaves y se prestan contraseñas. Se aprenden direcciones y se olvidan caminos. Se callan advertencias y se tropieza con el peligro.
Pasa el tiempo, pasan los años, pasan personas y para nuestra historia. La conocemos, la aprendemos, la vivimos, la sentimos. Nadie nos puede decir que es lo que vivimos, sólo nosotros lo sabemos. Nuestras experiencias, nuestras aventuras, nuestros secretos y nuestras locuras.
En fin, vivimos la vida sin saber lo que espera a la vuelta de cada esquina. Cada segundo nos arriesgamos a lo nuevo, a lo distinto y eso, eso es lo que hace tan bello cada instante. La increíble sensación de sentir que podemos escribir un guión distinto, a cada paso que damos y que cada momento que pasamos, lo armamos entre cada respiro, cada parpadeo, cada silencio y cada sonido. Cada segundo es único, no lo desaproveches, viví tu vida, conciente de que sos alguien y confiado de que vale la pena cada segundo, si sos vos mismo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sigo por vos

El sueño de una tormenta se convirtió en el cristal de la desesperación. Me vi atrapada por gigantes de plomo escondiendo mis recuerdos, ocultando mis flores y mis capullos. Me vi rodeada de fantasmas, amigables y tiernos, pero fantasmas al fin. Sentí el terror de la soledad derrotar la fuerza que me mantenía de pie, el cuerpo caer sobre un suelo que amenazaba quebrarse y la luz despedirse poco a poco, llevándose el calor y la esperanza.
La oscuridad es una cruel ausencia hasta en sueños, el silencio, un arma letal contra la cordura. Pero es el frío, el frío de la tormenta, el que de verdad destroza el corazón. Es el viento que azota el rostro, secando las lágrimas, pero mojando recuerdos, simula mantener conciente y lo único que logra es penetrar en la memoria; las gotas que como agujas, destruyen poco a poco la piel, hasta dejarte desnudo con tus penas, sin más abrigo que los recuerdos.
Sentí un murmullo extraño y vino la luz. Un fugaz recuerdo de tu risa me hizo sonreir. Sentí el calor decir que te pagaría lo que has hecho por mí. Luché por vos, sigo por vos. No me detendré nunca, hasta disfrutar el triunfo o irme contigo. Lo único que sé es que daré la vida por ti, por ti y todos los demás. Doy la vida por la vida y la vida por la ilusión.

Inundación

Y no soporto el silencio. No soporto imaginar tu voz e intentar olvidarla. No soporto ni el más suave sonido cuando me faltás vos. Me sofoca el silencio, me aturde y me marea. Todo se ve borroso, se me empañan las ideas. Un momento se cuela por la retina de mis ojos distraídos y ¡Ah! Mi perdición. Tu palabra de nuevo infiltrada en mí. Se esconde en el rincón más alejado de mi mente, me aturde como un secreto que no quiero escuchar, porque hasta el más tibio murmullo aturde el corazón cuando de verdad nos duele.
Todo se ha vuelto oscuro, siniestro. Pierdo las horas pensando una solución, una escapatoria, ¿de verdad eso busco? Tal vez sólo es la excusa perfecta para perder esta batalla, entre el corazón y la mente, la pasión y la sensatez. Sólo dejo fluir el dolor que la tempestad deja caer en mí, el grito desalmado de los rayos y el suave crepitar de la lluvia que de a poco me va destruyendo. Cada gota se convierte en una palabra tuya, cada charco en un momento.
La ciudad se ha inundado de ti y yo… Yo también.

Tormenta

Todo se vio reflejado en la pequeña gota de un charco, el grito, la desesperación, las corridas. Tal vez era una lágrima tal vez era la lluvia, nunca lo supe, sólo recuerdo el fugaz relámpago que me sacó del ensimismamiento. Luego vino el trueno, me sentí asustada, sentí el frío recorrer mi cuerpo y el calor implacable del miedo contrarrestándolo. Me encontraba perdida, sola, deprimida. Sólo podía recordar momentos, o ¿Tal vez fue mi imaginación? No lo sé, pero el grito sí que era real. Desesperación, miedo y por fin…el silencio.
La memoria, “¿Para qué rayos existe?” me pregunté. Sólo podía torturarme, me volvía a sentir aplastada por aquel cuerpo, volvía a sentir el calor de la sangre que me escurría de la sien, como una lágrima que se había escapado de la fría semblanza que intentaba aparentar. No sé cuanto tiempo estuve atrapada escuchando gritos, tal vez sólo fue un minuto. Pero ese grito, ¡Ay! ¡Ese grito! ¡Cómo me torturaba ahora! Me sentía prisionera de la culpa, de la complicidad, sentía que no haber dado la vida por él me hacía tan culpable como al monstruo que lo hizo…Pero no, era el momento de volver a la realidad, a la triste realidad. Miré hacia delante, la calle oscura, la lluvia que arreciaba contra los árboles, y los árboles que se movían en una excéntrica danza. Me sentí más sola que nunca, y en esa oscuridad surgió una luz. Creí ver la verdad, la ilusión y la realidad. “¡Es él!” me dije, y me acerqué. Comencé a correr, la desesperación se convertía en esperanza. Me sentí feliz, sentí sus ojos y su pelo, sentí sus palabras, su piel. Lo seguí, lo corrí. Venía hacia mí. No había nada que pudiera separarnos. Y entonces… sentí el impacto. El fuerte impacto de la motocicleta contra mí. Pobre muchacho, no tenía ninguna culpa, pero en estas historias el final siempre es triste, no es un cuento de hadas. Me sentí caer, caer al vacío, desparecer. Sentí como cada uno de mis instantes volaba en dirección a la nada, terminaba, todo se iba, nada importaba ya. Pero me sentí libre, sí. Sentí la libertad correr por mis venas, por esas venas que ya no tenían pulso. Sentí el dolor transformarse en júbilo. Sentí la sangre como lágrimas de alegría. Y entonces, lo sentí a él. Sentí su piel, sentí su olor. Sentí que en ese instante, todo terminaba para siempre y yo era tan feliz.

¡Desde este lado de la cordillera, también levanto sus banderas!

Compañer@s Chilen@s, sólo soy una estudiante argentina de 14 años de edad, mi aporte no es el mayor, pero quiero creer que desde mi lugar, puedo colaborar apoyando su lucha. Creo en ustedes y en sus banderas, desde este lado de la cordillera digo ¡Basta a la mercantilización de la educación! Pienso en ustedes como el ejemplo de una lucha, que busca no sólo el cambio en el sistema educacional sino el cambio social, político y económico. L@s veo y l@s admiro. Admiro el empeño y las fuerzas, admiro como se levantan más, luego de cada represión. Su intensidad y su creatividad. Sus logros y sus objetivos, ¡Es que han logrado muchísimo! Desde su organización y movilización encontraron la unión y la esperanza. Han conseguido dejar de lado las diferencias e integrar todas las protestas en una sola, buscando lo mejor para tod@s, buscando una sociedad más justa, donde el gobierno y l@s gobernantes estén por la misma meta: el bienestar del pueblo.
Es su palabra firme, es su accionar y su manera. Son esas fuerzas que se forman desde lo más puro del ideal, esas movilizaciones que buscan sólo apoyar un sueño que está aferradísimo al corazón, un sueño de justicia. Están por un bien común y son much@s l@s que hoy están anteponiéndolo a un interés individual y eso es lo más delicioso de ser humano. Decidir anteponer el logro común ante nuestros propios fines, no sólo es un triunfo como persona, sino un orgullo como comunidad.
Compañer@s, son el ejemplo, hoy están mostrando una unión y una fuerza de voluntad inquebrantable. Hoy levantan sus banderas con más ímpetu que nunca, después de todo lo sucedido, ustedes no se callan, ustedes siguen gritando, gritando su rabia y su esperanza. Y yo grito con ustedes, agito sus banderas y marcho por sus causas.
Hoy el mundo se está enfrentando a algo que hace un tiempo había olvidado, es la unión de una sociedad, la unión del estudiantado con el proletariado. La unión del pueblo contra la indiferencia de los gobiernos. La unión de las esperanzas y de las ilusiones. La unión de los intentos y de los logros. La unión de la lucha y la derrota, pero que siempre se mantendrá en pie. La unión de tod@s y cada un@ de l@s que buscan un mundo más justo, ¡Rodead@s por tanta estafa, todavía creemos en la posibilidad del cambio, hoy tod@s junt@s luchamos por la educación y por el trabajo para tod@s!

Luciana Osuna 30 de Septiembre de 2011.

Mientras el fuego me consume...

Fue el silencio y luego fue el ardor. Fueron las lágrimas que caían sin culpa sobre cada una de las penas. No sé si fue tu rostro o si fue tu voz, una de las dos me dejó perdida frente a tu mirada. Los culpables no son los ojos sino quien los mira, pero fue el segundo en que los encontré que no supe despegarme de aquel calor. Pero este no era nada parecido al ardor que ahora sentía, para nada. Este era el infierno, sentía cada segundo quemar mi piel y cada recuerdo era una brasa que ardía. De repente me sentí incendiada, sentí el fuego y no vi las llamas, sólo tus ojos. Escuchaba el silencio, pero sentía tu voz, un eco apagado que brotaba desde lo más hondo del ardor y eso me quemaba más que todo.
No eran palabras, ni eran ideas, sólo era tu voz, recordándome lo feliz que un día creí ser escuchándola. Ahora sólo escucho adiós, ¿De verdad lo escucho? No. Sólo es tu eco, apagándose mientras el fuego me consume…

sábado, 17 de septiembre de 2011

Y cada pincelada es una nueva esperanza…

Fue el triunfo, el triunfo de ganar lo que nunca pensamos que podríamos lograr. Fue la ilusión destruida y reconstruida en la victoria. Fue la unión y fueron las manos que trabajando juntas se convertían en una. Fueron las ganas y fue la energía, fueron las propuestas y los intentos.
Son los colores, que nos mancharon de fuerza, con los que nos pintamos de unión. Fue el dibujo, el trazo, la construcción en equipo y el logro de todos.
No lo logré yo, no lo logró nadie; lo logramos todos. Fue la buena onda, la predisposición para resolver los problemas, fue la frustración, que sin embargo se convirtió en ganas de trabajar, ganas de lograr.
Fue el miedo a la lluvia y el miedo en la lluvia. Fueron las mentes rápidas y los corazones acelerados, las respuestas inesperadas, las ilógicas y las resolutivas. Fueron esas manos que entre todos construyeron la salvación, fue el conjunto de todas ellas cuidando el tan preciado trabajo. Fue el pánico, pánico controlado. Era aquel que decía “¡No desesperen!”, el que tenía la presión por los cielos, porque era positivismo puro el que se convirtió en triunfo.
Fue el corazón de todos latiendo en la misma frecuencia. Fueron los mismos colores, en distintos tonos, en distintas densidades, en distintas cantidades y en distintas direcciones, pero todos éramos los mismos, pintando el mural, dejando una parte de nosotros en cada pincelada. El color esperanza impregnado en las manos, en las caras, en las voces, en la alegría.
Y es el éxito, lo que hoy, me llena de emoción! No todo ha salido como esperábamos, ¡Pero está en nosotros poder hacerlo mejor! Es este triunfo, el que tanto me gusta festejar, ¡Son estas cosas las que algún día quiero contar!

Un punto de vista..

Hola a todos y todas, hoy escribo porque quiero dar mi opinión. No quiero ni sembrar la paranoia, ni contarles algo que no sepan. Sólo les quiero contar lo que me parece que está pasando y lo que me parece que se puede venir. Hoy en día estamos en una sociedad un tanto…particular. El individualismo nos invade y hay una politización extrema, al mismo tiempo que un desinterés masivo, ¿De verdad que es particular? Todos, pero absolutamente todos hablan de política. Las opiniones son variadas, pero muy pocas, del todo argumentadas. Las palabras van y vienen, estamos bombardeados de carteles con propuestas, con promesas, con planes y contraplanes, con ideas y contra ideas. Nos invaden los más fuertes y a los más débiles a penas los escuchamos. Nos llenamos de palabras ajenas, se borran las nuestras. Medios de comunicación que pasan a ser sistemas de adoctrinamiento.
Hoy la palabra tiene otro significado, no es que sea más fuerte ni más débil, tiene otra función y está acompañada de otras manifestaciones. Tal vez sí es más débil, está un tanto desvalorada, la palabra pasa a ser una más. Dejaron de ser un compromiso y pasaron a ser… sólo eso, una palabra. No se fue el diálogo, pero se perdió la discusión. Apareció el desinterés por la opinión ajena, se ha perdido el ardor de que cada palabra tenga una función específica, se ha perdido el secreto del orden de los argumentos, ¿Y la cuidadosa elección de adjetivos? La hemos perdido.
Pero digo yo, ¿Esto por donde viene? ¿Es el desinterés solo o viene acompañado? Se ha perdido algo más creo yo, y creo que es indispensable para el buen funcionamiento de toda comunidad: El respeto. Hoy en día no nos respetamos los unos a los otros, hemos perdido el significado de comunidad, de unión, nos guiamos por acciones para beneficio propio y nos interesamos en lo que nos afecta a nosotros mismos, perdimos el interés y perdimos el respeto de escuchar al otro, el respeto de entenderlo, el respeto de prestarle atención y de darle una merecida respuesta. Perdimos el respeto de muchas cosas, perdimos el valor más importante de la comunidad. Perdimos lo que nos une como compañeros, de igual a igual, de persona a persona. Nos hace falta esa palabra educada, esa palabra comprometida y esa palabra enriquecida de un conocimiento implícito. ¿Dónde está esa palabra que tanto buscamos? ¿Dónde está ese diálgo que tanto anhelamos? No es que quiera sembrar la paranoia y decir que esta sociedad está en su fin como unidad, pero es hora de que recapacitemos un poco que significa ser parte de una comunidad.

lunes, 22 de agosto de 2011

El reflejo de mi propia luz..

No sé porque creí que podría lograrlo, no sé porque razón me dejé llevar por la ilusión. Tal vez fue la luz de mis ojos la que se reflejaba en los tuyos y me engañaba. Mi propia luz me daba calor, confianza, mirando un simple reflejo. Sentí que el mundo estaba en mis manos, o por lo menos que tú lo estabas. Sentí que mis palabras tenían poder y que mi voz tenía fuerza. Ahora sólo soy un susurro, el eco de un grito desesperado. El viento se llevó lo que quedaba de mi confianza, me encontré en un huracán cubierta de realidad, quise volver a soñar y terminé sola.
No encontré más palabras, no encontré más mi voz, no encontré más tu luz, ni la luz que creí tuya. No encontré más ilusiones, el espejo se rompió y sólo quedaron restos de ilusión esparcidos en la realidad, y entre ellos encontré un recuerdo, que hasta el día de hoy intento olvidar.
No sé si mañana encontraré otra luz, una luz que no sea mía, pero que me pertenezca. No sé si encontraré otra voz, ni alguien que quiera oírla. Sólo sé que seguiré buscando en la oscuridad, una palabra para dejarlo atrás.

No es que las cosas hayan salido mal, es que pensé que podían salir mejor.