miércoles, 16 de noviembre de 2011

Sigo por vos

El sueño de una tormenta se convirtió en el cristal de la desesperación. Me vi atrapada por gigantes de plomo escondiendo mis recuerdos, ocultando mis flores y mis capullos. Me vi rodeada de fantasmas, amigables y tiernos, pero fantasmas al fin. Sentí el terror de la soledad derrotar la fuerza que me mantenía de pie, el cuerpo caer sobre un suelo que amenazaba quebrarse y la luz despedirse poco a poco, llevándose el calor y la esperanza.
La oscuridad es una cruel ausencia hasta en sueños, el silencio, un arma letal contra la cordura. Pero es el frío, el frío de la tormenta, el que de verdad destroza el corazón. Es el viento que azota el rostro, secando las lágrimas, pero mojando recuerdos, simula mantener conciente y lo único que logra es penetrar en la memoria; las gotas que como agujas, destruyen poco a poco la piel, hasta dejarte desnudo con tus penas, sin más abrigo que los recuerdos.
Sentí un murmullo extraño y vino la luz. Un fugaz recuerdo de tu risa me hizo sonreir. Sentí el calor decir que te pagaría lo que has hecho por mí. Luché por vos, sigo por vos. No me detendré nunca, hasta disfrutar el triunfo o irme contigo. Lo único que sé es que daré la vida por ti, por ti y todos los demás. Doy la vida por la vida y la vida por la ilusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario